domingo, 16 de febrero de 2014

PES LEAGUE 2006/2007, La previa

Qué yo recuerde todo empezó por Lahm.

Como ya conté en el primer post sobre el Mundial, en aquel lejano e intenso verano de 2006 yo andaba algo desconectado del fútbol y, entre los muchos motivos que puedo apuntar, uno de ellos era la travesía del desierto en la que andaba sumido mi equipo, el Real Madrid, desde hacía un par de temporadas al menos. Con la Era de los Galácticos en su ocaso total las nuevas incorporaciones tampoco invitaban a la euforia. Sí, había un nuevo presidente pero casi provocaba más escalofríos que suspiros de alivio. Sí, con él venía de la mano uno de los iconos del madridismo de fin de siglo, Mijatovic, pero levantaba demasiadas dudas sobre su capacidad como director deportivo. Sí, llegaba con ellos un reputado entrenador, Capello... justo el único entrenador que había conseguido que yo desease ver perder al Madrid, unos 10 años antes, en su primera etapa. Y en el apartado de incorporaciones meramente deportivas sólo dos fichajes de cierto prestigio: Cannavaro y Van Nistelrooy. El primero pasaba por ser el mejor defensa del mundo, así había sido proclamado en el reciente Mundial. Pero era eso, un defensa. El otro era un delantero de 30 años que mezclaba cifras anotadoras escandalosas en la Premier League con un expediente médico que se asemejaba al de un combatiente de la Gran Guerra y un par de turbios episodios de indisciplina, tanto en el Manchester como en la selección. Así que a los madridistas sólo nos quedaba volver la vista a la Vieja Guardia, los que estaban antes de los Galácticos, los que seguían allí después: Casillas, Raúl y Roberto Carlos. El primero, con 25 años, ya estaba consolidado como uno de los mejores del mundo, el segundo había cerrado su peor temporada en cuanto a cifras anotadoras desde que había debutado allá por noviembre de 1994 y el tercero, con 33 años, parecía afrontar ya la recta final de su carrera, sobreviviendo sólo gracias a su prodigioso físico.

Lahm al Madrid: fichaje histórico
...y fue pensando en éste último, en mitad de un partido cualquiera de la selección alemana de aquel primer PES Worldcup cuando se me encendió la bombilla: "Lahm sería un buen sustituto de Roberto Carlos en el Madrid". A partir de ahí la idea de un Madrid rejuvenecido, con jóvenes sedientos de gloria y títulos, sin vicios adquiridos, fue cobrando cada vez mayor peso. Y mientras desgranaba los partidos de aquel campeonato fui uniendo nombre al del prodigioso lateral ambidiestro del Bayern: Messi, Gerrard, Drogba, Shevchenko, Robben, Van der Vaart, Ibrahimovic, Henry, Totti, Kaka', Ballack... Obviamente no todos ellos iban a acabar jugando en Chamartín pero con 3 o 4 que lo hiciesen más los emergentes Cicinho, Robinho o Ramos y la recuperación para la causa de mis dos jugadores favoritos de la Era Moderna del madridismo, Redondo y Zidane, tendría un equipo nuevo, tan competitivo como ilusionante.

Pero un momento. ¿No era esto a lo que había jugado hasta entonces en todas y cada una de las ediciones del PES? ¿Y no era además una prolongación de los años gloriosos, ya pasados, del PCFútbol? Convertir al Madrid en una especie de All-Star mundial a golpe de talonario y arrasar durante 3-4 temporadas, ganando todos los torneos y batiendo todos los récords, justo hasta que saliese la nueva edición del PES... para volver a empezar el ciclo en una especie de bucle eterno de ilusión-aburrimiento. El plan no era nada seductor, la verdad.

Por otro lado, la disputa del I PES Worldcup me había dejado tan buen sabor de boca que no tardé en atar cabos y comprender que sólo había una manera de conseguir que aquel renovado y rejuvenecido Real Madrid tuviese ante sí un reto a la altura de las circunstancias: iba a disputar una temporada completa... con todos los equipos.

Reharía las plantillas a mi antojo, traspasando jugadores de un lado a otro sin más límites que aquellos que me impusiesen mis propios caprichos, recuperando a las viejas glorias que mi arbitrario criterio decidiese. Como base del campeonato y dado que la edición del PES con la que contaba era la correspondiente a la temporada 2005/06, tomaría el calendario de ese año. En cuanto a los equipos participantes en la I Edición de la Copa de Europa-PES opté por designarlos a dedo. Acababa de volver de mi viaje a los Alpes, el mes de agosto se precipitaba a toda velocidad hacia el futuro y no podía perder más tiempo puliendo nimios detalles que ya tendría tiempo de limar en el futuro.

Así, el 9 de septiembre de 2006, con el trazo grueso de lo que habría de ser la I PES Season trazado, Valencia CF y Real Betis saltaban al terreno de juego de Mestalla para disputar el primer partido oficial de la temporada. Un solitario gol de Aimar, mediada la segunda parte, iba a darle a los chés su primera victoria y, aunque entonces no lo sabía, aquel se iba a convertir en un gol histórico, el primero de miles que habrían de llegar en los siguientes años.

El regreso del hijo pródigo: Rivaldo en Riazor, capítulo 2
Nueve partidos más tarde Villarreal y Atlético Madrid compartían el primer liderato de la temporada. Los primeros después de vencer 0-3 en El Sadar; los colchoneros después de hacerlo por idéntico marcador, éste en casa, al Real Zaragoza. Rivaldo, flamante hijo pródigo retornado a Riazor, conseguía el primer hat-trick de la historia de las PES Leagues en la victoria por 1-3 en Son Moix. Lizarazu, también retornado a San Mamés, se convertía en el primer jugador expulsado.

En el verano de 2006 muchas cosas importantes sucedieron en mi vida, de las cuales alguna ya ha quedado reseñada aquí. Si entonces me hubiesen preguntado sobre cual de todas esas cosas iba a estar escribiendo casi 8 años después, lo último que hubiese pensado es que iba a hacerlo sobre ese campeonato que acababa de empezar una tarde de sábado cualquiera. Porque sólo iba a ser una forma de pasar el rato. Sólo eso...

Resultados y clasificación tras la primera jornada de la I PES League

martes, 28 de enero de 2014

Alemania 2006, el desenlace

...y llegó el momento decisivo de la Copa del Mundo de Alemania 2006. El 4 de julio, mientras el sol derretía el asfalto de las calles y yo ultimaba los detalles de mi inminente viaje a Francia a seguir el Tour de Francia, Portugal y Francia, nuestros vecinos, saltaban al césped del Westfalen de Dortmund dispuestos a dirimir quién de los dos merecería estar cinco días después en Berlín.

Portugal - Francia. Nuestros vecinos del oeste llegaban lanzados. Eran la revelación del campeonato, habían dado cuenta del anfitrión y todo lo que consiguieran a partir de ahí ya estaba de más. Sólo el Campeón habría logrado más que ellos. Por su parte la Francia de Zidane, Henry, Anelka, etc... cargaba con el peso de ser la favorita. Un favoritismo que amagaba una y otra vez con derrumbarse pero que hasta ahora no lo había hecho. Y nuestros vecinos del norte se mostraban cada vez más sólidos, sin brillo pero eficaces. Demoledores. 

Zizou, la Leyenda
Grandes jugadores en la Historia ha habido muchos, centenares. Genios no tantos. Leyendas que decidan campeonatos puede que no llegue a la decena. Y sobre el césped del Westfalen había una y era francesa: Zinedine Zidane, probablemente el jugador más plástico que jamás pisó un campo. El Muhammad Alí del fútbol. Vuela como una mariposa, pica como una abeja. A los 8 minutos ya había hecho dos goles y había mandado a Portugal a la lona. En menos de diez minutos Francia había sentenciado su semifinal y aunque los portugueses intentaron rehacerse todo fue en vano. Quaresma, que había entrado por Futre en la segunda parte, logró meter algo de miedo en el cuerpo a Les Bleus pero en la recta final del partido, un maravilloso pase entre líneas de Zidane a Giuly habilitaba a éste para que hiciese el definitivo 1-3. Francia estaba en la final, Portugal se iba de Alemania con la cabeza bien alta. 



Argentina - España. La segunda semifinal también tenía parecido signo: un claro favorito con el peso de una historia en sus espaldas (Argentina) y una revelación que, teniendo la sensación de que por fin había llegado donde merecía estar, tampoco parecía poder llegar mucho más allá (España).

Sin embargo, y a pesar de que sobre el césped del Olímpico de Múnich también había un par de genios, uno en el ocaso de su carrera (Maradona), otro emergiendo (Messi); el partido fue mucho más igualado. Sin nadie que se apoderase del centro del campo (titánica lucha entre Redondo y Xabi Alonso por el control de la zona de creación), el partido fue ganando en precauciones a medida que pasaban los minutos. Ya se trataba de no perder la oportunidad de ganar. Y daba la sensación de que un gol lo mandaba todo al traste.
Messi, ¿el nuevo Diego?

Así se llegó al final del partido. Con un raquítico 0-0 en el marcador. España jugaba su segundo partido de 120 minutos en cuatro días. Y eso se dejó notar en la prolongación. Los nuestros se vinieron abajo físicamente, aparecieron los espacios... y los genios. Maradona sirvió un balón al espacio a Messi que ganó la carrera a la defensa española, Casillas salió y Messi envió el balón al fondo de la red. 1-0. Habían pasado 9 minutos de la primera parte de la prórroga y España no supo rehacerse. Argentina se apropió del balón y dejó que el reloj corriese. El sueño español, como el portugués, moría ahogado en la orilla. Argentina jugaría la final contra Francia.

España - Portugal. El tercer y cuarto puesto, probablemente el partido más cruel e innecesario de todos cuantos se disputan de manera oficial en el mundo del fútbol, sólo sirvió para poder ver a los jugadores de ambos equipos que no habían participado en el Campeonato y para que la selección española consiguiese su mejor clasificación de siempre después de que un gol de Yeste en el minuto 57 le bastase para imponerse a una Portugal sin Figo, ni Rui Costa, ni Deco, ni Cristiano, ni Futre... España, tercera, había superado su logro de 1950 pero se había quedado con el sueño a medias.


LA GRAN FINAL
FRANCIA - ARGENTINA.

El partido de los partidos. Probablemente el acontecimiento deportivo más importante de todos cuantos se pueden disputar: la final de un Campeonato del Mundo de Selecciones. Y en este caso se trataba de una final inédita. Los franceses, campeones en 1998, se presentaban en su segunda final con el mismo bloque, básicamente, que entonces. Los argentinos, con un palmarés más lustroso (campeones en 1978 y 1986; subcampeones en 1930 y 1990) jugaban su quinta final pero aparecían en ella 16 años después de haber perdido frente a Alemania la última. 20 después de su último título. ¿Sería la segunda de Zidane y compañía o la tercera de los sudamericanos?

Nota: Para esta final puse en marcha, de manera excepcional, un sistema de disputa que no he recuperado hasta la presente campaña, la 2013/14, consistente en disputar medio partido con cada equipo. Por sorteo, empecé jugando con Francia.

Sobre el césped del Olímpico de Berlín, la mayor concentración de estrellas del planeta: Zidane, Henry, Anelka, Thuram, Ribery, Vieira... del otro lado los Maradona, Messi, Redondo, Batistuta, Tévez, Ayala... El combate prometía ser épico.

La final empezó siendo de Francia. Sabedor de que tras la reanudación asumiría el control de Argentina, quise dejar encarrilado el partido para nuestros honorables vecinos antes del descanso. Así que de salida me lancé en tromba sobre la puerta de Abbodanzieri. Y a los 24 minutos, un barullo en el área era resuelto, con su habitual elegancia por Henry. 1-0. Pero no hubo más goles y así se llegaba al descanso y por tanto al cambio de guardia. En la reanudación había que repetir táctica pero esta vez con Argentina. Lanzarse en tromba en busca del empate sin descuidar la defensa. Un 2-0 habría supuesto el final de la albiceleste. Pero poco hubo que esperar pues a los 4 minutos de la segunda parte Batigol conseguía su cuarto tanto del campeonato y ponía el 1-1 en el marcador. La final empezaba de nuevo con dos matices: por un lado sólo quedaban 40 minutos, por otro lado yo manejaba a Argentina. Mal se tenían que poner las cosas para que estos no acabasen saliendo campeones. 

Pero el partido fue duro, el miedo a perder se apoderó de los dos y de repente el fútbol de ambos se volvió espeso. Tanto que hasta dejaron de crearse oportunidades de gol lo que no hizo sino incrementar la certeza de que un solo tanto decidiría el Mundial. Y por eso se llegó con 1-1 al final del partido. Prórroga. De nuevo retomaba el control de Francia, al menos durante la mitad del tiempo suplementario. Y fue a 4 minutos de la conclusión de esta primera parte cuando Zidane, siempre Zidane, hacía, con un disparo desde fuera del área, el segundo gol de Francia, el tercero suyo entre final y semifinal. Argentina no logró, en los 15 minutos último y pese a sus intentos desesperados, igualar el partido y cuando el colegiado pitó el final, medio estadio estalló de júbilo. La mitad francesa. El segundo mundial de Les Bleus era una realidad. La selección que había estado eliminada cuando se había cumplido el tiempo reglamentario del último partido de la fase de grupos, levantaba ahora el trofeo de Campeones del Mundo. Y en medio de todos ellos la figura, cada vez más inmensa, de Zinedine Zidane, convertido en el nuevo Rey del Fútbol Mundial.

El amo del fútbol mundial, coronado por 2ª vez


domingo, 26 de enero de 2014

Alemania 2006 (Cuartos del final)

Soy de los que piensa que los verdaderos campeonatos, ya sean estos Champions League, Eurocopas o, como es el caso, Mundiales, empiezan a partir de los cuartos de final. En cualquiera de estas competiciones es difícil, por no decir imposible, encontrarte con más de ocho grandes favoritos de modo que todas las rondas previas en realidad sólo sirven para separar el grano de la paja, para ganarse el derecho a ser considerado uno entre los mejores. Pero a partir de cuartos de final, la cosa cambia y ahí ya sí que, siendo favorito, jugando bien y haciendo todo lo posible te puedes ir a la calle porque lo normal es que te encuentres con un rival de un nivel muy parecido al tuyo. Algo así fue lo que sucedió en unos intensísimos y muy dramáticos cuartos de final del Mundial de Alemania 2006. 

Alemania - PortugalLos anfitriones habían ido solventando sus partidos sin muchas complicaciones pero a la vez con escaso brillo, con una eficacia y una ausencia de lírica muy germana, vaya. Justo lo contrario que sus rivales íberos, que llevaban viviendo en el alambre casi desde el primer minuto del Mundial. Esa ausencia de tensión competitiva en unos y de exceso en otros iba a acabar siendo mucho más determinante de lo que podría esperarse a priori de la eliminatoria más desequilibrada de los cuartos de final. Nada más empezar el partido, en el minuto 4, Pauleta ponía el corazón en un puño a un país entero. A dos, realmente, uno de angustia, el otro de esperanza. En el Olímpico de Berlín se mezclaba la incredulidad con la confianza ciega en el poderoso ataque de su selección. Pero los minutos pasaban, Alemania dominaba, creaba oportunidades... pero el gol no llegaba. Y lo peor es que los portugueses con Figo, Cristiano Ronaldo, Futre y Rui Costa creaban pavor a la contra. La eliminatoria se acercaba a su ocaso cuando Klinsmann remataba a la red, por fin, el gol del empate. Quedaban 12 minutos más el descanso y un remanso de paz recorrió Alemania entera. Die Mannschaft tenía casi un cuarto de hora para mandar a los insolentes portugueses a la lona. Y en cualquier caso les bastaría con la prórroga para ponerlos de rodillas.

Pauleta, héroe nacional.
Soberbia. Lo que sucedió a continuación sólo puede explicarse como un pecado de soberbia. Alemania confió en que Portugal iba a caer como fruta madura y se relajó. Y lo que sucedió es que Pauleta, a 6 minutos del final, volvía a adelantar a Portugal. 1-2. A partir de ahí las prisas, malas consejeras, ya se sabe. La precipitación, la angustia de decepcionar a una nación entera. Y no una cualquiera. No. A Alemania. No hubo lugar para más. El tricampeón del Mundo, país anfitrión y megafavorito había caído. La gran sorpresa del campeonato, el Berlinarazo se había consumado: Portugal era semifinalista.

Croacia - Francia. La semifinal nocturna de aquel histórico 30 de junio de 2006 no iba a deparar tanta carga dramática, no había manera de que así fuese. Cierto que Francia partía como favorita pero con un pronóstico mucho más igualado porque lo cierto es que Croacia había jugado mejor hasta ese momento y que les bleus habían ido dejando muchas dudas por el camino, sobre todo en la fase de grupos. Sin embargo llegadas las eliminatorias parecían empezar a carburar. Pronto, muy pronto, a los 9 minutos, se adelantaron con un gol de Henry y aunque Croacia intentó remontar lo cierto es que Francia empezaba a mostrar la solidez de los equipos campeones. Sabiéndose superior dejó que el reloj y el partido corriese a su favor y mediada la segunda parte Anelka lograba el segundo gol que a la postre fue el definitivo. Francia, en clara fase ascendente se plantaba en semifinales sin haber hecho gran cosa. Croacia, por su parte, había adolecido de pegada en los momentos decisivos y, aunque dejaba una buena sensación, firmaba nada más que una correcta aparición por el Mundial. Sin nada que reprocharse pero sin nada de lo que vanagloriarse. 

¿El penúltimo vuelo del Diego?
Suecia - Argentina. Era la otra eliminatoria desequilibrada. Argentina se había mostrado irregular, alternando momentos verdaderamente brillantes (Costa de Marfil y a ratos Holanda) con momentos de profunda zozobra (Serbia). Suecia, por su parte, se agarraba a su emergente estrella, Zlatan Ibrahimovic, para confiar en un pase a semifinales como en el 94. Y al igual que las dos eliminatorias del día anterior, ésta también iba a empezar con un madrugador gol. A los 9 minutos Maradona adelantaba a los argentinos. El Genio iba a firmar su mejor partido del Mundial con un doblete en menos de media hora pues en el minuto 29 hacía el 0-2. Si levantarle un gol a Argentina en un Mundial ya es tarea ardua, hacerlo con dos se antoja casi una labor épica. Pero los suecos no bajaron los brazos y perseveraron. Y mediada la segunda mitad tuvieron su premio. Ibrahimovic acortaba distancias e insuflaba una leve esperanza en sus compañeros, en sus aficionados y en sus paisanos. Más o menos lo que tardó Batigol, Gabriel Omar Batistuta, en finiquitar la eliminatoria con el tercer gol de los argentinos y también el tercero suyo en el campeonato. Ahora sí, Suecia claudicaba y una eufórica Argentina se presentaba en semifinales donde le esperaba el vencedor de la última eliminatoria.

Brasil - España. Los nuestros contra la pentacampeona y, junto a Alemania, máxima favorita al trono mundial. Los nuestros contra Ronaldo, Rivaldo, Ronaldinho, Roberto Carlos. Pero sobre todo, los nuestros contra la maldición de cuartos. ¿Había algún motivo para creer? A priori ninguno. Corea, Italia, Yugoslavia, Bélgica... demasiadas decepciones en el pasado contra equipos mucho peores como para confiar en que esta vez fuese diferente. Y sin embargo pronto pareció que esta vez sí podía serlo. España tuteaba a Brasil. Vicente y Joaquín eran dos puñales en las bandas y Morientes y Raúl dos tanques en la delantera. Tanto es así que mediada la primera parte el valenciano hacía su segundo gol del campeonato y adelantaba a España. 0-1. ¿Esta vez sí? Brasil se rehizo en el vestuario, tanto que en el primer minuto de la segunda parte Ronaldo ponía el 1-1 y de paso su décimo gol en cuatro partidos y medio. A partir de ahí el partido devino en drama. Daba la sensación de que se había convertido en un quienmetagana, tal era el vértigo con el que parecían jugar los dos. La buena noticia era que Brasil estaba, al menos, tan asustada como España. La mala, que era Brasil. 

Alonso contra los complejos
El miedo acabó mandando el partido a la prórroga. Y mucho me temo que el miedo habría mandado el partido a los penaltis si en el minuto 97 Raúl no hubiese sido zancadilleado dentro del área. El árbitro no dudó y pitó penalty. Xabi Alonso lo puso en el fondo de la portería brasileña. Nos separaban 23 minutos de la primera semifinal en un Mundial desde 1950 (y entonces no fueron semifinales sino una liguilla de cuatro equipos). Nos separaban 23 minutos del sueño nunca cumplido de varias generaciones de aficionados: ver a los nuestros en unas semifinales de un Mundial. El gol de Brasil nunca llegó y los españoles celebraron sobre el césped el pase a unas semifinales que tan injustamente les había sido robado en el pasado y que tan merecidamente habían conseguido en el ya histórico Commerzbank-Arena de Frankfurt. 

martes, 7 de enero de 2014

Alemania 2006 (Octavos de final, desenlace)

El tercer día de los octavos de final presentaba los, a priori, partidos menos interesantes de toda la ronda. Por un lado un Senegal-Croacia que iba a dejar en cuartos a una selección con la que nadie habría contado al inicio del campeonato para meterse entre los ocho mejores del mundo. Por la noche un duelo tan presuntamente desequilibrado que parecía más de primera fase: Brasil-Estados Unidos.

Esto fue lo que pasó el 26 de junio de 2006.

Senegal - Croacia. Los africanos había sorprendido al mundo entero haciéndose con el primer puesto de un grupo en el que también estaban Italia, República Checa y Estados Unidos. Dos victorias y un muy dudoso empate contra los yanquis en el cierre del grupo les habían otorgado la ventaja de no tener que cruzarse con Brasil, el coco del otro grupo, donde Croacia había cumplido las expectativas siendo segunda tras la Canarinha. Así que el partido presentaba un pronóstico más que incierto. El músculo africano contra la clase croata. 

Dos goles en menos de diez minutos fue el exiguo bagaje de ciento veinte minutos de juego. Al gol de Suker, en el minuto 23, respondía en el 29 el senegalés Souylemne Camara. Y ahí se acabó todo. El resto del partido fue un toma y daca con más precauciones que otra cosa y finalmente todo quedó abocado a la tanda de penaltis. Empezó marcando el propio Camara, Boksic falló para Croacia y Sakho puso el 2-0. Suker acortó distancias y Diouf le iba a dar la oportunidad a Boban de igualar, en el tercer lanzamiento, a dos. El croata no falló y pasó la presión de nuevo a Senegal. El primer match-ball estaba salvado. Dos penaltis más anotados por bando (Amdy Fayé y Henri Camara para Senegal más Jarni y Olic para Croacia), mandaba la tanda a la muerte súbita. Bouba Diop mandaba el balón a las nubes dándole a Vranjes la oportunidad de meter a su selección en cuartos de final. El mediocentro croata no falló y los europeos se colaban en la siguiente ronda. El sueño africano había terminado.

Brasil - Estados Unidos. Los pentacampeones del mundo aparecían en las rondas eliminatorias como la más sólida, que no brillante, de las favoritas. Tras una primera fase impecable, llegaba el momento de empezar a refrendar su condición en los partidos sin vuelta, llegaba el momento de caminar por el alambre sin red debajo. Y lo cierto es que, por mucho que los norteamericanos lo intentaron, el partido no tuvo mayor historia. El abismo de calidad entre una y otra era tal que los yanquis en realidad jamás tuvieron opciones. Un tempranero gol de Ronaldo, en el minuto 8, abría el marcador para la verdeamarelha. Rivaldo ponía distancia de por medio 13 minutos después y con el partido sumido en el ocaso, a 12 minutos del final, Ronaldo anotaba de nuevo, su noveno gol en 4 partidos. 3-0 y Brasil que se presentaba en cuartos sin haber tenido que exigirse demasiado. Un arma de doble filo en un campeonato tan corto como un Mundial, donde el reposo es tan decisivo como la tensión competitiva.

El último día de la ronda de octavos iba a deparar dos duelos con un favorito bastante claro. Quizá no tanto como en el Brasil-Estados Unidos pero si muy definidos. 

Francia - Ucrania. Les bleus habían entrado en los octavos por la puerta de atrás, bordeando el drama durante 91 minutos y clasificados sólo gracias a un gol de Zidane en el descuento del último partido. Por suerte para ellos, su rival tampoco presentaba un expediente mucho más limpio. Ucrania llegaba con una sola victoria, frente a Túnez, y después de haber cedido dos empates ante España y Arabia. El partido respondió a lo esperado, esto es, dominio francés y rápidas contras de los ucranios comandadas por los incisivos Shevchenko y Rebrov. A la media hora Zizou adelantaba a Francia y así, con 1-0, se iba a llegar al descanso. Fue nada más reanudarse el partido cuando Giuly conseguía el segundo gol de la selección francesa. A partir de ahí el partido se murió. Francia controlaba a una rocosa Ucrania que sin espacios para hacer correr a sus puntas poco más podía ofrecer. Con 2-0 se llegaba al final del partido. Les Bleus estaban en cuartos, donde esperaba Croacia. Ucrania abandonaba el Mundial sin dejar nada reseñable en el camino.

La dramática e injusta eliminación de España en 2002 iba a ser vengada 4 años después
España - Corea del Sur. Dicen que la venganza es un plato que se sirve frío. Pues bien, España había esperado cuatro años este momento: vengar la dolorosa e injusta eliminación frente a Corea en el Mundial de 2002, cuando los asiáticos se sirvieron de su condición de anfitriones para obtener un más que dudoso pase a semifinales. Pero lejos de su tierra, sin Al-Ghandoures de por medio, los surcoreanos eran mucho menos. Y los españoles tenían sangre en el ojo desde hacía demasiado tiempo. Por eso el primer gol apenas tardó 7 minutos en llegar. Raúl culminaba un ataque español para adelantar a su selección. En el minuto 15, Vicente ponía el segundo. Pero España quería más. No quería el pase a cuartos. Pretendía borrar a Corea del mapa futbolístico. Así, al filo del descanso, Morientes hacía el 3-0. Poco importó que mediada la segunda parte los asiáticos, por medio de su estrella Park Ji Sung, acortaran distancias pues el cuarto gol llegó sólo 4 minutos después, cuando Raúl transformaba una pena máxima. Ya no hubo más. Saciada la sed de venganza había que empezar a guardar algo para cuartos, donde esperaba, ni más ni menos, que la todopoderosa Brasil.


lunes, 23 de diciembre de 2013

Alemania 2006 (Octavos de final, primer parte)

Hay algo que aún no he aclarado y que ha sido parte de la esencia de esta macropartida del PES desde sus albores, desde el pitido inicial de ese Alemania-Costa Rica, convertido ya en el punto de partida de una historia sin igual. Un concepto cambiante a lo largo de los años que ha decidido títulos y descensos, que se ha supuesto, a menudo, la delgada línea que separa la Gloria del Fracaso. Porque, si bien en el primer post de este blog dejé caer una afirmación que a muchos os habrá pasado desapercibida ("...Pero no con una selección, no. Con todas. Es decir, voy a jugar todos los partidos del Mundial"), no maticé algo fundamental y que supongo que otros os habréis preguntado: ¿con quién jugabas tú los partidos si eras todas las selecciones? ¿Y cómo decidías jugar con uno o con otro? He de confesar que durante unos instantes contemplé la posibilidad de, aprovechando la versatilidad del PES5, jugar una parte con cada equipo pero finalmente opté, por lo menos durante el Mundial de Alemania (ya he dicho que es éste un concepto cambiante a lo largo de estos 7 años), por jugar con la selección que más me apetecía que ganase, fuese por los motivos que fuese. Y si así fue durante la fase de grupos, qué decir de las terribles eliminatorias a partido único que estaban a punto de empezar...

OCTAVOS DE FINAL

Alemania-Inglaterra. Puede que uno de los dos o tres partidos entre selecciones con más trasfondo que se pueden jugar en el Viejo Continente. A las seculares rivalidades político-económicas se une la herida de la final más polémica de la Historia de los Mundiales. La del gol fantasma más famoso de la Historia del Fútbol. Por todo esto, ningún Alemania-Inglaterra será jamás sólo otro partido de fútbol más

Die Mannschaft recuperaba a Matthäus, aunque en realidad el viejo capitán podía haber jugado el último partido de la fase de grupos, aunque el seleccionador prefirió reservarle junto a su columna vertebral. Ventajas de llevar los deberes hechos. Inglaterra acudía con todo. Incluido el desgaste de una primera fase extenuante. Los alemanes, más frescos, salieron más metidos en el partido. Así, Klose ya había hecho el 1-0 en el minuto 17 y Matthäus ponía un demoledor 2-0 tan sólo 8 minutos después. No se había cumplido ni media hora y los alemanes ya habían puesto tierra de por medio. Reanudada la segunda parte, Ballack convertía el tercero, Inglaterra estaba fuera. O eso parecía, porque a los 4 minutos Fowler reducía distancías. 25 minutos por delante para hacer dos goles. Pero el segundo nunca llegó y Alemania dio buena cuenta de sus archienemigos europeos mandándolos de vuelta a la Isla. Los germanos se mudaban a Berlin donde les esperaba el vencedor del Serbia-Portugal.

Serbia-Portugal. Los balcánicos habían asombrado en la primera fase imponiéndose con relativa facilidad a los todopoderosos argentinos y a los siempre complicados holandeses. Sólo habían cedido un empate contra Costa de Marfil y cuando ya se sabían campeones de grupo. Sin embargo, los portugueses habían tenido que pactar un vergonzoso empate con México para meterse en octavos por la puerta de atrás. Así que Serbia aparecía como la gran favorita de la eliminatoria. Y sin embargo, a los 15 minutos, Cristiano Ronaldo hacía su primer gol del campeonato y adelantaba a Portugal. Nuevo escenario para Serbia: por primera vez en todo el campeonato iba por detrás en el marcador. Precipitados y agobiados por un reloj que corría en contra suya, veían encima como Portugal salía en peligrosos contraataques gracias a la presencia de los Figo, Futre o el propio Cristiano. Así durante 65 minutos. Hasta que en el 80, en una de esas vertiginosas contras, el ex-atlético sufría un penalty que Figo transformaba en el definitivo 2-0. Serbia se vino abajo y Portugal corrió a favor de viento el resto del partido. En cuartos les esperaba Alemania. Un mal trato, sí, pero no para una selección que pudo haber caído sonrojantemente en la primera fase.

El viejo Lothar, el imberbe Cristiano: figuras del primer día de eliminatorias

Suecia-Polonia. Al igual que en la eliminatoria anterior, se veían las caras una de las sorpresas agradables del campeonato con una de las selecciones que había comprado su billete para octavos de manera agónica, en el último momento. Los suecos eran la selección más goleadora de la primera fase, junto a Brasil. Polonia se presentaba, sin embargo, con el exiguo bagaje de una única victoria y 2 goles en 3 partidos. Y sin embargo el partido fue mucho más igualado de lo que pueda parecer. Los suecos perdieron la frescura de la primera fase y los polacos parecían algo más sólidos, aunque seguían adoleciendo de pegada. Nada más empezar la segunda parte, Henrik Larsson hacía el 1-0 para los nórdicos. Polonia, sin muchos recursos pero con coraje, asediaba la portería de Isaksson aunque sin crear ocasiones claras. Finalmente, el gol del ex-Celtic decidía el partido y mandaba a Polonia a casa. Suecia estaba en cuartos donde aguarda el vencedor del México-Argentina.

México-Argentina. Argentina, una de las grandes favoritas, se había mostrado excesivamente irregular en la primera fase. Del deslumbrante inicio a la sorprendente derrota contra Serbia para acabar dejando demasiadas dudas frente a Holanda. México, por su parte, se había favorecido de la debilidad de su grupo y del pacto de última hora con Portugal para ser campeona de grupo. Pues bien, durante 80 minutos, ambas selecciones confirmaron todo lo apuntado: irregularidad vs. eficiencia. Fue entonces cuando la pegada de los sudamericanos se impuso y un solitario gol de Batistuta les clasificaba para octavos. El gris viaje de México concluía en el muro de octavos. Al incierto futuro de Argentina le quedaba un capítulo más... como mínimo.

viernes, 20 de diciembre de 2013

Alemania 2006 (game 3)

Después de 32 partidos (casi) todo quedaba pendiente de lo que sucediese en 4 maratonianos, intensos y, sobre todo, dramáticos días. Tan sólo el anfitrión tenía asegurado no sólo el pase a octavos sino el primer puesto del grupo. El resto estaba todo por decidir. Como se iba a comprobar. 

Teóricamente los partidos del mismo grupo debían disputarse simultáneamente para evitar ciertas ventajas. Pero como uno, que puede tener muchas virtudes pero la de la ubicuidad no está entre ellas y nunca lo ha estado, tuvo que idear un sistema para disputar esta última jornada que no requiriese cuatro manos, cuatro ojos, dos Play Station y dos televisores. Finalmente opté por jugar, en cada grupo, el último, el partido del líder. Así, por lo menos, premiaba a quién había hecho los deberes los dos primeros días. El 20 de junio, en los albores del verano de 2006, comenzó en Berlín la última jornada de la fase de grupo del I PES Worldcup.

JORNADA 3

Como decía antes Alemania ya tenía asegurado el pase como primero de grupo, lo que le permitió jugar su último partido, contra Ecuador, con un equipo plagado de suplentes, lo que no fue obstáculo para que Die Mannschaft derrotase a los sudamericanos por un solvente 2-0. Schneider y Asamoah hacían los goles germanos en los primeros 20 minutos. En Hannover, Polonia y Costa Rica dirimían cual de ellas acompañaría a Alemania en el viaje de las eliminatorias. Un solitario gol de Niedzielan, a los 10 minutos, les daba el pase a los europeos como segundos de grupo. 

Aunque Suecia e Inglaterra ya estaban clasificadas, el partido que iba a enfrentarlas en Köln, debía decidir quién era primera de grupo y, lo más decisivo, quién era segunda y por tanto se cruzaba con Alemania en octavos. Una soberbia primera parte de los suecos, con goles de Ibrahimovic y Ljunberg, parecía dejar todo resuelto. Pero los ingleses no claudicaron y a los 15 minutos de reanudarse el partido Gerrard hacía el 1-2. Sin embargo, el que habría de ser definitivo 2-2 no llegó hasta el descuento, cuando Rooney lograba empatar el partido. Demasiado tarde. El golaverage favorecía a los suecos que evitaban así a los anfitriones. Los octavos ya habían deparado un primer cruce espectacular: Alemania-Inglaterra. El insustancial empate a cero entre Chile y Paraguay jugado a continuación cerraba el Grupo B.

Argentina se había complicado innecesariamente la vida al perder con Serbia y se iba a jugar todo contra Holanda en un último partido que era aún dramático para los holandeses, pues el empate le daba el pase a la albiceleste. Para añadirle mayor carga dramática, en la primera jugada del partido, Aimar ponía el 1-0. 15 minutos después Van Nistelrooy empataba de nuevo. Sin embargo el marcador ya no se volvió a mover. Argentina estaba en octavos aunque segunda. Holanda había caído. Así, con el liderato del grupo resuelto, los serbios jugaron contra Costa de Marfil con 11 suplentes. Un insulso 0-0 reflejó la poca tensión con la que se jugó el partido.

A priori Portugal estaba obligada a ganar a México para meterse en octavos. Y eso confiando en que Camerún no le endosase una goleada a Irán y al final el triple empate a puntos le dejase fuera. Pues bien, aquí fue donde, por primera vez en todo el campeonato, el sistema que había ideado para disputar la última jornada tuvo una influencia en el discurso mundialístico. Porque la selección asiática iba a dar la campanada imponiéndose a Camerún con un gol de Hashemian en el descuento. 2-1 y los leones indomables estarían fuera del Mundial salvo que México derrotase a Portugal. Pero a ambas, a México y a Portugal, les valía el empate así que el partido jugado a continuación, en Gelsenkirchen, pasó directamente a engrosar la lista de clásicos del quesebesen. 0-0 y ambas en octavos, con Camerún eliminada.

Más dramático aún fue lo sucedido en Hamburgo. Italia tenía que ganar a la República Checa y esperar a que Estados Unidos no ganase a Senegal. Si los americanos se imponían, entonces todo dependería del golaverage. Pero es que los transalpinos no pasaron del empate a cero con los checos y eso les condenaba a la eliminación... salvo que Senegal se impusiese a Estados Unidos. Pero como había sucedido la noche anterior con Portugal y México, a Senegal y a los americanos les valía el empate para dejar fuera a Italia. Otro simulacro de partido, otro 0-0 y otro favorito que caía eliminado antes de lo previsto. 

Brasil, como ya se preveía después de la victoria contra Croacia en la primera jornada, no iba a tener problemas para ser campeona de grupo, por mucho que un gol del japonés Tamada en el minuto 19 hizo planear la sombra del drama sobre el césped del Westfalen de Dortmund. Poco tiempo, eso sí, porque 8 minutos después Ronaldo hizo el 1-1. La Bestia se desperezaba. Y nada más empezar la segunda parte terminó de despertar: hizo su segundo gol y en los cinco minutos finales, otros dos más. Era el primer jugador en la historia de los Mundiales del PES en hacer 4 goles en un partido, lo que además le servía para acabar la primera fase como capocannoniere del Mundial con 7 tantos en 3 partidos. Los croatas, sin embargo, iban a pasar muchos más apuros para acabar segundos, pese a que, en teoría eran muy superiores a Australia. Pero dos madrugadores goles de Viduka obligaron a los balcánicos a nadar contracorriente el resto del partido y, aunque Prosinecki puso el 1-2 al filo del descanso, no fue hasta los últimos 15 minutos que llegó el definitivo 2-2 que colocaba a Croacia en cuartos.

Zizou y Ronie, Compañeros en el Madrid de los Galácticos y protagonistas de la última jornada de la fase de grupos

El desenlace más dramático de toda la primera fase tuvo lugar en Köln. Suiza y Corea del Sur habían empatado, lo que dejaba a los sorprendentes asiáticos con 5 puntos y a los europeos con 4. Francia, que jugaba contra una casi eliminada Nigeria, sólo debía empatar para meterse en octavos pues la derrota le dejaba empatada con 4 puntos junto a suizos y nigerianos y, en ese caso, el segundo puesto era para Suiza (salvo que la victoria de Nigeria fuese escandalosa, en cuyo caso serían los africanos los segundos). Pues bien, a los 7 minutos, Utaka adelantaba a las águilas negras. Comenzaba entonces el asedio de Francia. Pero los minutos pasaban y el empate no llegaba. Francia fallaba ocasiones. Una tras otra. Nigeria, atrincherada en su área, salía en peligrosos contraataques. El tiempo reglamentario se había cumplido y el marcador seguía señalando 1-0 para Nigeria... y entonces apareció el mago, El Divino Calvo, ese Nijinsky de mirada penetrante y un guante por pie. Zinedine Zidane. Un gol suyo, en el minuto 93, iba a meter a Francia, in extremis, en octavos. Y encima como campeona de grupo. De la nada al todo. La fina barrera que separa la gloria del fracaso nunca fue tan fina.

Para evitar a nuestros vecinos, la selección española debía ganar a Arabia, a priori un mero trámite. Unos minutos antes, Ucrania había cumplido su parte del trato derrotando a Túnez. Rotan en dos ocasiones y Shevchenko ponían a los ucranios en octavos y, salvo sorpresa histórica, como segundos de grupo. España empezó, así, su partido contra Arabia sabiendo que hasta el empate le valía. Y eso se dejó notar en la tensión con que los españoles afrontaron el partido. Un gol de Raúl, cumplido el primer cuarto de hora, parecía sentenciar el pase. Poco importó que Arabia empatase nada más empezar la segunda parte y más cuando Torres hacía el 2-1 unos minutos después. Pero a 20 minutos del final Arabia volvía a empatar. Los asiáticos parecían negarse a dejar ganar fácilmente y en un final agónico apunto estuvieron de dar la gran campanada y pasar como campeones de grupo dejando a España fuera. Finalmente, el 2-2 le daba el liderato del grupo a España y, lo más sorprendente y puede que injusto: dejaba fuera a Arabia que no había perdido ninguno partido.

Clasificación final de la fase de grupos.

Los octavos de final quedaban definitivamente perfilados con algunos cruces realmente atractivos, sobre todo ese Alemania-Inglaterra que abriría el fuego al día siguiente, en München. Serbia se mediría a Portugal, Suecia a Polonia, México a Argentina, Senegal a Croacia, Brasil a Estados Unidos, Francia a Ucrania y un partido con aroma a vendetta por lo sucedido en 2002, España se enfrentaría a Corea del Sur. 



jueves, 19 de diciembre de 2013

Alemania 2006 (game 2)

JORNADA 2

Después del gris debut de la jornada inaugural, Die Mannschaft se enfrentaba a Polonia en el Westfalen Stadion de Dortmund. Los polacos, que no habían pasado del empate con Ecuador, debían ser presa fácil de los poderosos teutones. No tanto como en el '39 pero desde luego sí asequibles. Y lo fueron, vaya si lo fueron. A los 25 minutos, un inspirado Klinsmann había puesto ya el 2-0 en el marcador luego de haberlo inaugurado en el 17. Nada más reanudarse el partido, en la segunda parte, el killer alemán convertía el tercer gol de su cuenta particular, consiguiendo así el primer hat-trick del Campeonato. La mala noticia era que Matthäus había caído lesionado y se perdería el decisivo partido contra Ecuador. Los sudamericanos, en un duelo (casi) regional, volvían a coleccionar otro empate, éste contra Costa Rica. Alemania ya era campeona de grupo.

Los ingleses, otros de los favoritos que habían dejado dudas tras la primera jornada, también iban a resolver su pase a octavos en este segundo partido, después de que Owen y Rooney liquidasen a una gris selección chilena en el partido vespertino del 15 de junio. Por la noche, la segunda exhibición individual del campeonato: Zlatan Ibrahimovic, que había firmado los dos goles de Suecia en la primera jornada, liquidaba a Paraguay con otro hat-trick, colocándose como capocannoniere del Mundial y, de paso, metiendo a Suecia él solo en los octavos. El último partido, entre suecos e ingleses iba a dirimir quién sería el campeón de grupo y, sobre todo, quién era segundo y por tanto se medía a Alemania en la primera eliminatoria. El empate les valía a los nordeuropeos. 

Ibrahimovic y Klinsmann protagonistas de la 2ª jornada con sus hat-trick triunfadores
Después de su exhibición del primer día, Argentina debía confirmar frente a Serbia su favoritismo pero el partido no pudo ser más dramático para ellos. Mijatovic adelantaba a los balcánicos apenas cumplidos 15 minutos de juego. Argentina no iba a ser capaz de empatar hasta iniciada la segunda parte, por medio de Saviola. Pero Serbia, con un equipo tremendamente talentoso y rápido, era un dolor de muelas para los rocosos defensas argentinos y así, tan solo cinco minutos después del empate, Stojkovic hacía el 1-2. Argentina fue incapaz de empatar y por si esto fuera poco perdió a Maradona por lesión para el decisivo partido contra Holanda. Éstos, merced a un doblete firmado por Van Nistelrooy, se mantenían vivos después de derrotar por 2-0 a Costa de Marfil, que quedaba ya eliminada. 

El Grupo D era, con casi toda seguridad, el más débil. La prueba fue la facilidad con la que una muy apagada selección mexicana se deshizo de Camerún. Un solitario gol de Hugo Sánchez a los cinco minutos de empezado el partido bastó para derrotar a los otrora leones indomables. Por la noche, Portugal, con solvencia pero sin brillo, se imponía a Irán. Deco y Futre mantenían con vida a los lusos, que se lo iban a jugar todo en la última jornada frente a los mexicanos. De campeones de grupo a eliminados. Todo era posible. 

Si Holanda y Portugal estaban pendientes de un hilo más agónica aún era la situación de Italia. Los transalpinos, hasta el minuto 84 de su partido contra USA estaban eliminados y fue Roberto Baggio, con un tardío gol quién mantenía viva la llama de la esperanza. La victoria de Senegal frente a la República Checa por 1-0 complicaba aún más las cosas pues la posibilidad de un triple empate a 6 puntos en la cabeza del grupo al final de la fase de grupo hacía imposible cualquier cábala. Y es que, aún ganando a Chequia, los italianos podían quedar fuera. 

Para Brasil, como ya se intuía tras la primera jornada, el resto de la fase de grupos iba a ser un paseo. Con el freno de mano echado, la canarinha se imponía a Australia con doblete de Ronaldo. Mientras, Croacia daba cuenta de Japón con otro 2-0, éste firmado por dos leyendas del fútbol balcánico y ex-jugadores del Real Madrid ambos, aunque en épocas distintas: Prosinecki y Suker. Salvo hecatombe, ambas estarían en los octavos.

Después del agónico triunfo frente a Suiza, les bleus debían dar un golpe de efecto frente a una siempre guerrillera aunque poco lúcida selección coreana. Y sin embargo, nuestros amistosos vecinos no iban a ser capaces de pasar del empate a cero frente a los asiáticos, que acumulaban, a lo tonto, cuatro puntos y se encontraban en disposición de dar la campanada y meterse en octavos. La victoria por 2-0 de Suiza ante Nigeria iba a dejar todo en el aire para la última jornada. Con los africanos eliminados, las otras 3 selecciones se iban a jugar todo, desde el liderato a la eliminación, en el último partido.

¿Y España? Pues los nuestros se iban a imponer sobre el césped del Gottlieb-Daimler Stadion de Stuttgart a una débil Túnez. Reyes y Morientes hacían los dos primeros goles antes del descanso y Boumnijel, en propia puerta, convertía el tercero ya en la recta final del partido. Un buen resultado si, como parecía obvio, el liderato del grupo se acababa decidiendo por el golaverage con los ucranianos. Pero sucedió que los europeos, quizá excesivamente confiados frente a Arabia y más después de que Shevchenko abriese el marcador a la media hora, acabaron cediendo un inexplicable empate que les apartaba casi definitivamente del liderato del grupo. Ahora España sólo tenía que ganar a Arabia en la última jornada para evitar, así, a la todopoderosa Francia en octavos. 

Y así quedaba el Mundial después de celebrada la segunda jornada